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martes, 5 de octubre de 2010
Tomó una ducha larga, sintiendo el agua caliente bajar por su espalda, nunca duraba tanto tomando un baño, "porque el agua se esta acabando". Pero esta vez el jabón se terminó entre sus dedos. Lo disfrutó.
Estaba fría la crema que decidió echar en todo su cuerpo, un olor rosa, un perfume cargado de plateados.
Se puso un pantalón negro y un saquito apretado verde y caminó por el pasillo hasta quitarle el cerrojo a la puerta.
Entró a la cocina y se preparó un té caliente. Subida en el mesón tocaba su pelo con suavidad, descubría si las caricias las sentía en su cabeza o en sus manos.
Llegó él con olor a humo, con sonrisa a humo, con tranquilidad de humo. Se acerca a ella y con un beso acaramelado, mojado, la pone en aviso. La mano en su nuca le avisa lo que viene y ella sonríe. Se sienten, son nuevos, son claros, sus bocas entrelazadas juegan a recorrerse, a perseguirse.
Él le toca la pierna, la reconoce, la siente, se exita, la recorre bien, esta tibia, le susurra, la enloquece. Le baja el cierre de su saco, le toca el pecho con manos perfectas, amantes de su textura, la acaricia con ganas, la ama con fuerza. Ella se deja, la miman, la saben...le gusta.
Un suspiro, ella acaricia su espalda, lo siente todo en sus dedos, le abre la camisa, él le saca la blusa, le besa el pecho, a ella le encanta, se arquea, la recorre extasiado, la recorre volando, la recorre aguantando la respiración.
Se baja el pantalón negro, se le ven sus calzones suaves, su olor a rosa.
Él mete su mano entre el pedacito de tela y su piel, la siente y la provoca.
Su herramienta son sus dedos, los mete en su sexo, la profundiza, ella suspira, se calienta, produce un sonido que sale de sus entrañas, él lo hace una y otra vez. Entonces ella le abre el pantalón, se baja, quiere tenerlo adentro, quiere mover sus caderas encima de él.
Él decide recorrerla en sus movimientos, cuando ella se mueve, él la acaricia, lo hacen con ritmo, bailan, se chupan, se desean.
Él la penetra, ella gime, si que le gusta, lo disfruta, quiere más, quiere que no se acabe, quiere sentirlo adentro, un rato más, un poco más. Él se vuelve salvaje, saca todos sus instintos y la penetra caliente, caliente.
se van a la sala y él se acuesta, ella se apoya en sus piernas, le toca sus muslos, le besa su sexo, sus labios están humedos, suaves, rojos.
Él no respira, esta pálido, ella lo chupa, lo lame, lo siente. Se sienta encima de él y comienza a moverse, él no aguanta, no sabe si aún sigue vivo, ella se mueve, los dos bailan, se estremecen y en una perfecta armonía se vienen.

Él acostado en el sofá, sonríe. Se levanta y le quita el cerrojo a la puerta porque tal vez ella llegue, porque tal vez él se tome un té sentado en el mesón de la cocina, porque tal vez todo lo que él se imaginó, pase.

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