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lunes, 19 de noviembre de 2012


Hoy me despierto con ganas de comerme un chocolate.  Eso no es de sorprenderse, lo sé.
Lo que si sorprende es que me lo haya comido y que los demás no hayan encarnado el sentimiento de culpa que a mí no me invade y que ellos se apropian cada vez que llevo una masita de cacao dulce y deliciosa a mi boca.
Por esto he decidido que hoy es el día internacional del chocolate.
Y es que me parece increíble que anden engañando a la gente con tonterías y que sigan desconociendo que el cacao es uno de los productos más deseados mundialmente.

¿Cómo puede existir  el día internacional de la felicidad y no existir el día internacional del chocolate?
¿No es acaso lo mismo?

Propongo una celebración como Dios manda,  por lo menos de Argentina hasta acá,  en el norte han sido un poco mas conscientes de su importancia;   sacrifiquémonos en Suramérica en nombre de nuestras creencias,   porque si usted señor es capaz de hacer sacrificios permanentemente por su familia, por sus amigos,  por su iglesia y muchas veces siente que su esfuerzo no ha producido el resultado que esperaba,  es hora de que experimente una de las sensaciones más agradables para el ser humano.  Tiene que vivirlo, es una relación recíproca y leal.  Bueno reconozco que no todos pensamos igual y confieso que me sorprende lo civilizada que me he vuelto para respetar esa diferencia.

En cuestión de virtudes el chocolate es uno de los más generosos,   es bastante más fácil comerlo si se piensa en los beneficios que trae,  bueno para el sistema nervioso,   para la depresión,  para la producción de neurotransmisores relacionados con la felicidad, activa receptores que producen placer y lucidez mental, reduce la presión arterial, tiene una concentración de minerales alta y aporta hierro,  calcio, cobre y cromo,  aparte de las vitaminas.   Mejor dicho que no tiene.

Y no quiero que se piense que escribo esto con algún fin comercial,  no.   Dejé la producción de chocolates porque el ejercicio del control de calidad me estaba comprometiendo mis adicciones al trabajo y estaba manifestando mi incapacidad de compartir algo que solo quiero para mí .  Pero más allá de mi egoísmo  solo pretendo darme y darle a usted una autorización moral para que celebre a la altura ya que ninguna organización internacional se ha comprometido con la causa.     Cada año se celebra el día de la mujer,  el del niño,  el de la paz,  el del agua, etc. y no se celebra o por lo menos no formalmente,  el día del chocolate.

¿Somos acaso una minoría los que compartimos las ganas de vivir el chocolate?


Hoy quiero ser fiel a mis principios  comiendo,  tomando, untando, pintando, regalando, masajendo y utilizando este amor como mejor me parezca, sin remordimientos.

¿No haría usted un viaje de varias horas para besar una boca que sabe a chocolate?   yo sí.

Hago entonces una convocatoria mundial en este instante para quienes comparten este amor de calentura.   Convoco a  quienes disfrutan templándolo,  haciéndolo existir, a sus amantes, a sus amigos, a sus seguidores, a los que lo usufructúan o simplemente pierden el sueño sabiendo que está en la despensa.
 El chocolate llega endulzando todos los sentidos y no podemos desconocerlo,  el amor por el chocolate no es de minorías.  ¡FELIZ DÍA INTERNACIONAL DEL CHOCOLATE!

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