Buscar este blog

martes, 20 de abril de 2010
Me siento en la silla roja y es inevitable traer a mi memoria el último día en que tu presencia invadió mis sentidos. Yo te hice ser. Exististe por mí y llenaste mi vida de dulzura.
Subo las piernas para evitar que no me llegue oxígeno al cerebro, cuento hasta diez haciendo profundas respiraciones, visualizaciones y estiramientos como lo manda mi terapueuta, quien hace hasta lo imposible por volver a armarme. Pero que cosa tan jodida, pedazos de mil personajes tirados por ahí, y nada, pero nada de mi, esa tarea no ha sido fácil.

Pocas cosas logran sobrevivir en este caos de enfermedad y no me queda alternativa, esta dictado, esta escrito, me enamoré del que no era. Un amor tormentoso, de calentura y arrepentimiento, de placer y consecuencias.

Veo toda tu existencia templarse y te hago permanente, tendrás el don de la inmortalidad en donde se acaban los recuerdos.
Espero volver a saborearte y tenerte entre mis brazos, mi amado chocolate.

sígueme

Con la tecnología de Blogger.