sábado, 23 de marzo de 2013
22:25 | Publicado por
María José Tafur Bonnells |
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Soñé mi muerte.
La muerte viene pisándome los talones y
el destino se ríe. Ella suele
perseguirme seductora, distrayendo
y maquillada. Pero reconozco su ironía.
El tipo que salía en los comerciales que
durante años pretendían evitar el consumo de droga, murió de una sobredosis
grabando uno de ellos. Superman, el hombre capaz de alcanzar alturas inmensurables
fue arrastrado al fin de sus días por una caída de un caballo de una altura de
metro y medio y las personas con enfermedades graves mueren cruzando una calle
o atorados con un spaghetti.
Sería bueno que la parca llegara estando
yo en el Cabo de la Vela. En ese hermoso desierto frente al mar al norte del
país. Allá, en la Guajira, suelo tener las ideas claras, la tranquilidad de un
bebé y el corazón libre. Que bailen con borracheras de chirrinchi los contados amigos y los múltiples enemigos mientras me echan al
hueco.
¡El muerto al hoyo y el vivo al baile!
Pero pedir eso es como el que pide ganarse la lotería sin comprar el billete. No volví a la Guajira, por lo tanto no existen probabilidades de que la muerte me visite allá.
Pero pedir eso es como el que pide ganarse la lotería sin comprar el billete. No volví a la Guajira, por lo tanto no existen probabilidades de que la muerte me visite allá.
El destino más bien apunta a que doña
oscura, la terrible visitadora que anda acechándome desde hace años, me
sorprenda con el pelo enredado, ojerosa y tratando de sacar algunas lineas
coherentes entre tanta demencia.
He pensado que en el post mortem es
mejor que me cremen y arrojen las cenizas al mar, pero mis amigos no pagarían
un tiquete hasta la playa para echar un polvo al aire.
No conozco una idea de una vida
tranquila y mi dramatismo se expande también a la imagen que tengo de mi
muerte. No la concibo sin drama. Solamente en el imaginario recurrente del Cabo
de la Vela.
Podría terminar entonces con la cabeza
reventada contra la tina en una de esas inesperadas apariciones de mis miedos.
En ese caso espero que quien me encuentre sepa admirar este cuerpo desnudo, con
sus curvas, exponiendo la belleza
de los años 30´s. Sería un gran espectáculo pues además lo rodearían mis ideas
flotando en un charco de sangre, que espero sea azul.
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2 comentarios:
Aún me sigo buscando en tales lineas, claro, a menos de que llegue a ser un título, lo cual sería el declive de mi preponderancia interactiva con el autor. Un beso Tafur.
On te souhaite que la faucheuse te trouve le plus tard possible,et quand ce-là arrivera ,tes amis paieront leurs tickets pour aller rependre tes cendres à la mer;ou si non celui que trouvera ton corps appellera tes amis et ensemble admireront la beauté des tes rondeurs flottant sur du sang bleu.